Morín E.( 1999. Los sietes saberes necesarios a
la educación del futuro.
UNESCO. Paris -Francia
El
texto del autor se presenta con una estructura de capítulos, títulos y
subtitulos en donde se desglosan siete
aspectos o
siete saberes fundamentales que la
educación del futuro debería tratar en cualquier sociedad y en cualquier
cultura sin excepción alguna ni rechazo según los usos y las reglas propias,
como son: Las cegueras del conocimiento : el error y
la ilusión, Los principios de un conocimiento pertinente, Enseñar la condición
humana, Enseñar la identidad
terrenal, Enfrentar las incertidumbres, Enseñar la comprensión y La ética del género humano.
El
Titulo Las cegueras del conocimiento:
el error y la ilusión contiene
los siguientes subtitulos 5 en
totalidad: El talón de Aquiles del conocimiento, El impriting y la
normalización, La neología: posesión, lo inesperado, La incertidumbre del
conocimiento.
El
Titulo los principios de un conocimiento pertinente, contiene los
siguientes subtitulos, 3 en totalidad: De la pertinencia en el conocimiento, La
inteligencia general, Los problemas
esenciales.
El titulo de enseñar la condición
humana, contiene los siguientes subtitulos 5 en totalidad: Arraigamiento o
desarraigamiento humano, lo humano del
humano y Unitas multiplex: la unidad, la
diversidad humana.
El
titulo de enseñar la identidad terrenal, contiene los siguientes subtitulos 3
en totalidad: La era planetaria, El legado del siglo XX y la identidad, La conciencia terrenal.
El titulo de enfrentar las
incertidumbres, contiene los siguientes subtitulos 5 en totalidad: La
incertidumbre histórica, La historia creadora y destructiva, Un mundo incierto,
Enfrentar las incertidumbres, La impredecibilidad a largo plazo.
El titulo de enseñar la comprensión, contiene los
siguientes subtitulos 5 en su totalidad: Las dos comprensiones, Una educación
para los obstáculos de la comprensión, La ética de la comprensión, La conciencia y la complejidad humana,
Comprensión, ética y culturas planetarias.
El titulo la ética del género humano,
contiene los siguientes subtitulos 3 en totalidad: El bucle individuo o
sociedad: enseñar la democracia, el bucle individuo o especie: enseñar la
ciudadanía terrestre, La humanidad como destino planetario.
Esta obra plantea el análisis de los
diversos tópicos como son el saber científico sobre el cual se apoya
este texto para situar la condición humana no sólo es provisional, sino que
destapa profundos misterios concernientes al Universo, a la Vida, al nacimiento
del Ser Humano. Aquí se abre un indecidible en el cual intervienen las opciones
filosóficas y las creencias religiosas a través de culturas y civilizaciones.
Morín inicia sus reflexiones cuestionando la
educación de que no ha proyectado sus instrumentos persuasivos en motivar a las
personas en conocer, es decir la persona va comprendiendo la vida y sus relaciones como producto de ideas vagas y superficiales , no
atendiendo a interpretar la realidad por si misma. Es necesario desarrollar un
estudio de las características biológicas y humanas de los procesos mentales
del hombre para ver el entorno y sus
relaciones con certeza y no con
ilusiones; en donde se destaca que el papel del conocimiento es apreciar el
entorno y sus relaciones de forma integral y global, en el que el ser humano
sea no solo capaz de identificar los objetos si no aprender de ellos y de su
lugar en el marco de la naturaleza. Es muy diciente el hecho de que la
educación, que es la que tiende a comunicar los conocimientos, permanezca ciega
ante lo que es el conocimiento humano, sus disposiciones, sus imperfecciones,
sus dificultades, sus tendencias tanto al error como a la ilusión y no se preocupe
en absoluto por hacer conocer lo que es conocer
Según
Las
Cegueras del Conocimiento: el autor expresa que la educación es aquella que por convicción
cumple una función de comunicar conocimientos, y no se toma en cuenta el
conocimiento humano, sus disposiciones, sus imperfecciones, sus dificultades,
sus tendencias tanto al error como a la ilusión y no se dedique a difundir lo que es conocer. La educación debe revelar
que no hay conocimiento que no esté, de alguna manera amenazado por el error y por la ilusión. El
perfeccionamiento del conocimiento científico es un medio poderoso de
localización de errores y de disputa contra las ilusiones. En este sentido, los
paradigmas que controlan la ciencia pueden desarrollar ilusiones y ninguna
teoría científica está protegida para siempre contra el error. Así por
consiguiente, el conocimiento científico se debe tratar de manera holística.
Los
paradigmas se interpretan como aquel que
define la selección y la determinación de las operaciones lógicas. Designa las
categorías fundamentales de la inteligibilidad y efectúa el control de su
empleo. Determinan que los individuos conozcan, piensan y actúen según
los paradigmas inscritos culturalmente en ellos.
Es importante mencionar que los Principios de un
Conocimiento Pertinente: se derivan de la necesidad de promover un conocimiento
capaz de afrontar los problemas generales y fundamentales para inscribir en
ellos los conocimientos parciales y
locales. La hegemonía de un conocimiento fraccionado según las disciplinas
impide a menudo operar el vínculo entre las partes y las totalidades y debe dar
paso a un modo de conocimiento capaz de aprehender los objetos en sus
contextos, sus complejidades, sus conjuntos. Bastien C. expresa que « la
evolución cognitiva no se dirige hacia la elaboración de conocimientos cada vez
más abstractos, sino por el contrario, hacia su contextualización » la cual determina las condiciones de su
inserción y los límites de su validez. Bastien añade que « la contextualización
es una condición esencial de la eficacia ».(p.18).
En
este contexto el conocimiento pertinente debe enfrentar la complejidad, cuando
son inseparables los elementos diferentes que constituyen un todo y que existe
un sistema articulado, interactivo entre el objeto de conocimiento y su
contexto, las partes y el todo, las partes entre ellas. Por esto, la
complejidad es la unión entre la unidad y la multiplicidad.
De
igual manera los grandes problemas humanos desaparecen para el beneficio de los
problemas técnicos y particulares. La incapacidad de organizar el saber
disperso conduce a la atrofia de la disposición mental natural para
contextualizar y globalizar. La inteligencia parcelada, fragmentada,
mecanicista, reduccionista, rompe lo complejo del mundo en fragmentos
separados, fracciona los problemas, separa lo que está unido, lo multidimensional. Se trata de comprender
un pensamiento que separa y que reduce junto con un pensamiento que distingue y
que mezcla. No se trata de abandonar el conocimiento de las partes por el
Conocimiento de las totalidades ni el análisis por la síntesis, hay que
conjugarlos.
Por consiguiente, nos encontramos en la obra con el
enfoque que el autor tiene sobre Enseñar la Condición Humana: donde expresa que
el ser humano
es una unidad compleja de la naturaleza la que está completamente desintegrada en la
educación a través de las disciplinas y que imposibilita aprender lo que
significa ser humano. Hay que restituirla de tal manera que cada uno desde
donde esté tome conocimiento y conciencia al mismo tiempo de su identidad
compleja. En este capítulo demuestra cómo, a partir de las disciplinas
actuales, es posible reconocer la unidad y la complejidad humanas reuniendo y
organizando conocimientos dispersos en las ciencias de la naturaleza, en las
ciencias humanas, la literatura y la filosofía y mostrar la unión indisoluble
entre la unidad y la diversidad de todo lo que es humano. En este sentido el
hombre sólo se completa como ser plenamente humano por su cultura. No hay
cultura sin cerebro humano y no hay mente, o capacidad de conciencia y
pensamiento sin cultura.
En otro orden de ideas Morin, refleja que enseñar la
identidad terrenal implica tomar en cuenta conceptos como el de la mundialización, como fase
actual de la era planetaria, significa primero, como lo dijo Lévy «El surgimiento de un objeto nuevo : el
mundo como tal ». Pero entre más atrapados estamos por el mundo más difícil nos
es atraparlo.
Lo
que agrava la dificultad de conocer nuestro Mundo, es el modo de pensamiento,
que se ha atrofiado en nosotros, en vez
de desarrollarla, la aptitud de contextualizar y globalizar, mientras que la
exigencia de la era planetaria es pensar la globalidad, la relación al todo y
sus partes.
No
obstante la complejidad presenta
problema, necesitamos, desde ahora, concebir la insostenible complejidad del
mundo en el sentido en que hay que considerar tanto la unidad como la
diversidad del proceso planetario, sus complementos y también sus antagonismos.
El planeta no es un sistema global sino un torbellino en movimiento,
desprovisto de centro organizador, el destino planetario del género humano será
una realidad fundamental ignorada por la educación. Siendo el conocimiento de
los desarrollos de la era planetaria que van a incrementarse en el siglo XXI y
el reconocimiento de la identidad terrenal que será cada vez más indispensable
para cada uno y para todos deben convertirse en uno de los mayores objetivos de
la educación.
Por
lo tanto, las ciencias nos han hecho adquirir muchas certezas, pero de la misma
manera nos han revelado, en el siglo XX, innumerables campos de incertidumbre.
La educación debería comprender la enseñanza de las incertidumbres que han
aparecido en las ciencias físicas en las ciencias de la evolución biológica y
en las ciencias históricas. Se tendrían que enseñar principios de estrategia
que permitan afrontar los riesgos, lo inesperado, lo incierto, y modificar su
desarrollo en virtud de las informaciones adquiridas en el camino. Es necesario
aprender a navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de
certeza.
En
este orden de ideas, toda evolución es el logro de una desviación cuyo
desarrollo transforma el sistema donde ella misma ha nacido; ella desorganiza
el sistema reorganizándolo. Las grandes transformaciones son morfogénesis,
creadoras de formas nuevas que pueden constituir verdaderas metamorfosis. No
existen solamente las innovaciones y las creaciones.
Al
mismo tiempo Morin señala: que enseñar
la Comprensión es al mismo tiempo medio y fin de la comunicación humana,
ahora bien, la educación para la comprensión está ausente de nuestras
enseñanzas, el planeta necesita afirmaciones mutuas en todos los sentidos, teniendo
en cuenta la importancia de la educación para la intuición en todos los niveles
educativos y en todas las edades, el desarrollo de la agudeza necesita una
reforma de las mentalidades. Tal debe ser la tarea para la educación del
futuro.
En
consecuencia la comunicación mutua entre humanos, tanto próximos como extraños
es en adelante vital para que las relaciones humanas salgan de su estado
bárbaro de incomprensión. De allí, la necesidad de estudiar la incomprensión
desde sus raíces, sus modalidades y sus efectos. Este estudio sería tanto más
importante cuanto que se centraría, no sólo en los síntomas, sino en las causas
de los racismos, las xenofobias y los desprecios. Constituiría, al mismo
tiempo, una de las bases más seguras para la educación por la paz, a la cual
estamos ligados por esencia y vocación.
El
egocentrismo se amplía con el abandono de la disciplina y las obligaciones que
anteriormente hacían renunciar a los deseos individuales cuando se oponían a
los de parientes o cónyuges. La democracia no se puede definir de manera
simple, siendo la soberanía del pueblo ciudadano quien comprende al mismo
tiempo la autolimitación de esta soberanía por la obediencia a las leyes y el
traspaso de soberanía a los elegidos. La democracia comprende al mismo tiempo
la autolimitación del poder estatal por la separación de los poderes, la
garantía de los derechos individuales y la protección de la vida privada.
Es indudable que la ética del género humano y la educación deben conducir a una
«antropo-ética» considerado el carácter ternario de la condición humana cual es
el de ser a la vez individuo « sociedad « especie. La ética no se podría
enseñar con lecciones de moral, ella debe formarse en las mentes a partir de la
conciencia de que el humano es al mismo tiempo individuo, parte de una sociedad
y parte de una especie.
De allí, se esbozan las dos grandes
finalidades ético-políticas del nuevo milenio: establecer una relación de
control mutuo entre la sociedad y los individuos por medio de la democracia y
concebir la Humanidad como comunidad planetaria. La educación debe no sólo
contribuir a una toma de conciencia de nuestra Patria, sino también permitir
que esta conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía
terrenal.
En
estas condiciones, se plantea que las sociedades conocidas como democráticas
tienen la necesidad de regenerar la democracia, mientras que, en una gran parte
del mundo, las necesidades planetarias nos piden engendrar a su nivel una nueva
posibilidad liberal.
En definitiva podemos expresar como conclusión en cuanto
al tema planteado por Morin que: el comunicar conocimientos tomando en cuenta
el ser humano, presenta dificultades para basarse en la realidad, aunque se
tenga un complejo conocimiento del entorno ya que el mismo se convierte en una
unidad compleja de la naturaleza, donde la globalización se entiende como la
fase actual de un mundo nuevo que emana un sin número de informaciones a cada
instante, entendiendo que el fin último de la educación es la comunicación como
tarea del presente y del futuro.
Autores:
Rodríguez Yileni
Oropeza
Rosmary
Tapia María